En el ya lejano año de 1925 surge la idea de dos personas de la localidad para fabricar clavos de alambre de acero, sustituyendo su importación. Para tal efecto, uniendo esfuerzo y capital compran en los Estados Unidos de Norteamérica dos máquinas de la marca Sleeper & Hartley, en aquel entonces recién patentadas y con la más avanzada tecnología; conjuntamente con las máquinas se adquiere un juego de herramental para cada una de ellas y una pequeña cantidad de alambre. Así nace la “Fábrica Yucateca de Clavos”.
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